Durante toda la cacería de brujas, Rosi Orozco siempre se pronunció en contra de todos los negocios de entretenimiento para adultos, con o sin prostitución.
Y en cuanto al internet, siempre se abocó a acusar a los sitios locales o nacionales de anuncios de escorts, pero hacía la vista gorda cuando salían a reducir las grandes redes sociales como Facebook y Twitter. Nunca los ha atacado, ni siquiera los ha mencionado, y nunca se le ha cuestionado el porqué.
Está por demás sabido que especialmente a través de Twitter fluyen innumerables cuentas de sexoservidoras promocionándose, pero en ningún momento se le ha cuestionado a Twitter este fenómeno, mucho menos se le ha acusado de “colaborar con las redes de trata de personas” como sí lo ha hecho con portales liberales de sexoservidoras independientes tanto establecidas en la Ciudad de México como en otras partes de la república.
El verdadero enganchamiento, la verdadera fuente de la trata, se da en las grandes redes sociales. Ahí es donde en varias ocasiones se han dado verdaderas víctimas que no se dedicaban al sexoservicio, que fueron engañadas por conocidos o desconocidos para ser prostituídas.
Ignorando todo esto, Rosi Orozco se le tiró a la yugular al sitio más popular de escorts en el país, aprovechando una desafortunada cadena de eventos que crearon la tormenta perfecta, misma que con una inmensa presión mediática apoyada por el uso de todos sus recursos tanto políticos como noticiosos, forzó a las autoridades a ejercer acción penal y al subsecuente cierre de dicho sitio.
Y mantuvo a este enemigo vivo durante todo el tiempo que quiso, incluso después del cierre del sitio web, haciendo caso omiso de cualquier otra noticia en la que se mencionaran a las grandes redes sociales como la fuente usada para cometer el delito de trata, ganando con esto que se le mantuvieran aportaciones del erario y se le extendiera el uso de las propiedades de lujo que tenía.